El Loro Tricahue o Barranquero es el más grande de las cuatro especies de loros nativos que habitan nuestro país.
Mide entre 40 a 47 cm, de cabeza y lomo color verde oliva oscuro con un anillo periocular blanco que lo caracteriza y diferencia de las otras especies chilenas. El pecho es café grisáceo y tiene una banda blanquecina irregular que cruza la parte superior del pecho. El abdomen, piernas, lomo y supra caudales son amarillos.
El centro del abdomen es rojo anaranjado y las subcaudales amarillo oliváceo. Tiene las cubiertas alares oliváceas y las plumas primarias azules con la barba interna grisácea. La cola es gris olivácea y el pico gris oscuro ganchudo y corto. Sus patas son rosadas pálidas y poseen los característicos cuatro dedos opuestos en grupo de dos.
Hábitat
Monógamo por lo general, sus loreras están ubicadas en barrancas de difícil acceso que están conformadas por cavidades de hasta 3 metros de profundidad en donde anidan. Cuando los polluelos ya empiezan a volar, las colonias se desplazan hasta 60 kilómetros por día hacia los valles en busca de alimento.
Habitaron originalmente desde Copiapó hasta Valdivia, pero por la pérdida de su hábitat por el uso agrícola, ganadero, la caza y la extracción de sus polluelos desde los nidos para ser vendidos como mascotas fue que llegaron al borde de extinción en 1980.
Conservación
Gracias al programa de conservación del loro tricahue que implementó CONAF junto al SAG, UCHILE, UNORCH y CODEFF desde el año 1982, se ha logrado un aumento significativo de su población, en especial en la Provincia de Linares en las cuencas de los ríos Achibueno, Ancoa, Putagán, Melado y Longaví.
Su recuperación es uno de los mejores ejemplos en Chile de la efectividad de un programa para conservar una especie en extinción.
Pese a lo exitoso de su recuperación, han surgido nuevas amenazas para la especie como por ejemplo el aumento de las plantaciones de avellanos y nogales para exportación de los cuales ocasionalmente se alimentan de sus frutos ocasionado molestia por parte de los productores y por el poco regulado desarrollo inmobiliario y turístico que invade su hábitat natural.
Para ayudar a la conservación de esta especie, se puede denunciar su caza, venta, comercio y tenencia ilegal a Carabineros de Chile y al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).